Juaninco pececito

Entre los peces ocurre exactamente igual que entre las personas. Como mamá y papá que de todo hablan, señorones ellos que siempre andan reprendiendo, así los peces adultos son peces aburridos; pero los los niños ven las cosas a su manera.

Erase un pez niño, de escamitas arco iris y aletas pequeñitas llamado Juaninco, que vivía en una pecera con sus padres, en una esquina de la sala, sobre un viejo esquinero. La pecera tenía hermosas rocas y juguetonas algas. Caminitos que se perdían entre cerros pequeñísimos de arena. Casitas desparramadas por aquí, por allá.

Tibio era el hogar de Juaninco, con la contenta mirada de mamá pez y la voz grande de papá. Pero Juaninco no había probado a salir fuera de casa, aunque las aletitas ya agitaba y curioso se asomaba por entre las ventanas, deseoso de ver cuanto antes lo que era el mundo y si le serviría.

-¿Qué?, ¿Qué?-le preguntaba la mamá pez.
El sacudía las pequeñas aletas y mirando hasta donde sus ojitos le alcanzaban, decía:
-Burrr, burr, está demasiado blanca, burrr, burr.
Llegaba papá pez trayéndote algunos trocitos de miga de pan y orgulloso decía:
-Qué tal, ¿eh? burrr, burr.
La mamá pez aprobaba:
-Burrr, burr... muy bien, sí.
En cuanto a Juaninco, no hacía más que mirar y mirar, curioso él.

-¡Juaninco! ¡Juaninco!-se alarmaba la madre -¡Cuidado cierra la puerta!- ¡Cuidado!
-¿Qué, qué?-preguntaba Juaninco
-Qué como te asomes mucho, el gato ¡Zas! te echará la garra -explicaba el padre.
Así marchaban las cosas, y las aletitas no se apresuraban a crecer.
Un lunes, aprovechando que estaba solo, se aventuró a dar un paseo. Cuando ya estaba convencido de que el miedo que le metía papá pez era eso: miedo, nada más, brotaron tras de los vidrios de la pecera, un par de luminosas bolas de cristal.
Llameantes. Juguetonas:
-¡Miau! ¡Miau! pececito tan pequeñito y bonito. ¡Miau!...¡Miau!
-¿Cómo te llamabas? ¿Por qué no tienes escamas como yo? ¿ Se te han caído las aletas? -maravillado Juaninco preguntaba.
-Miau, miau, sal de ahí y te contaré de que país vengo. Cómo me llamo y por qué no tengo escamas como tú y por qué no tengo aletas como tú. Miau.Miau.
-¡No! porque papá pez me advirtió que si salgo solo, el gato, ¡zas! me echará las garras y de un solo bocado ¡zas! me tragará.

-¡Mentiras! Miau. Mentiras. Miau. Mentiras de papá pez y mamá para que no conozcas el mundop

1 comentario:

  1. es un cuento muy hermoso, podrías compartir algo del autor, gracias

    ResponderEliminar

Descubriendo Fantasías. Con la tecnología de Blogger.