Mel y el cenicero de cristal
Mel es una joven linda y estudiosa. Un día, mientras jugaba en su casa con unos amigos, rompió de casualidad el cenicero de cristal de su papá. Mel quedó muy mortificada y, para no tener problemas, decidió mentir.
Cuando su papá llegó de trabajar pidió su cenicero, pero no lo encontró.
Preguntó y nadie le supo decir qué había pasado. Se pusieron a buscar y lo encontraron, roto, en el tacho de basura. La mamá empezó a preguntar a cada uno de sus hijos quién lo había roto, pero todos decían "¡yo no he sido!", incluyendo a Mel. La mamá pensó que alguien mentía, y como no sabía quien, los castigó a todos sin salir de la casa por una semana.
Pasó la semana... Ya todos se habían olvidado del suceso, menos el papá, que seguía triste y malhumorado. Se preguntaba por qué sus hijos no tenían confianza con él para contarle la verdad. Él se hubiera molestado, claro, pero los habría perdonado,
Mel empezó a sentirse culpable cada vez que miraba a su papá o conversaba con él, así que decidió contarle toda la verdad sobre el cenicero.
Llorando, le pidió que la perdonara y le prometió que nunca más mentiría.
Aquella mentira causó mucho dolor en la familia de Mel, pues sus hermanos habían sido castigados por algo que no habían hecho. Su padre sentía que había fallado. Sentía, además, que sus hijos eran irresponsables y que en su familia existía la injusticia. Estaba muy triste.
Mel entendió que de nada vale mentir, pues eso causa más daño y dolor a las personas que nos rodean.
El papá de Mel la comprendió y perdonó. Juntos, llamaron a toda la familia para que ella contara como habían sucedido las cosas. Entonces, la escucharon y la perdonaron.
La felicidad llegó a la familia de Mel, y todos aprendieron la lección.
Isabel Ramos Verastain - 9 años
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